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Euphoria: La serie adolescente de las que todxs hablan

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Ficha Técnica

Título original: Euphoria (TV Series)
Año: 2019
Duración: 50 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Sam Levinson (Creator), Sam Levinson, Augustine Frizzell, Pippa Bianco, Jennifer Morrison
Guion: Sam Levinson, Ron Leshem, Daphna Levin, Tmira Yardeni
Música: Labrinth
Fotografía: Marcell Rév, Drew Daniels, Adam Newport-Berra
Reparto: Zendaya, Hunter Schafer, Sydney Sweeney, Maude Apatow, Barbie Ferreira, Jacob Elordi, Eric Dane, Alexa Demie, Angus Cloud, Storm Reid, Nika Williams, Olivia Grace Applegate, Alanna Ubach, Austin Abrams, Ruben Dario, Greg Bryan.
Productora: HBO / A24. Distribuida por HBO

Por Fer Bismach y Andrea Castillo


Podemos afirmar que en las últimas dos décadas se volvieron muy comunes las series adolescentes. Estas producciones generalmente buscan retratar el paso de esta etapa de la vida, con temáticas repetidas hasta el hartazgo y clichés por todos lados. Por suerte en 2019, llegó a HBO, Euphoria, una serie que busca romper el paradigma y profundizar más en los problemas característicos de este periodo (sexo, droga, amor, alcohol, búsqueda de identificaciones). 


Euphoria es un remake de la serie israelí del mismo nombre, transmitida en 2012. Dapnha Levin y Tmira Yardeni, guionistas de la producción original, vuelven a hacerse presentes, esta vez para colaborar con Sam Levinson, creador y escritor de la versión estadounidense. 


Sin dudas, Euphoria no es una serie original, puesto que toca temas que ya se han visto un millón de veces, pero lo que la hace diferente, es el carácter con el que aborda los mismos. Sam Lenvinson le imprime un realismo y crudeza a la historia, que por momentos nos genera desesperación. Sin querer caer en spoilers, en muchas situaciones o decisiones de los personajes, no solo sentimos empatía, sino que también sufrimos por ellos y por las consecuencias de sus actos, mientras que otros nos generan asco y repulsión. 


Las actuaciones están en un nivel altísimo, Zendaya y Sydney Sweeney ya nos tienen acostumbrados, pero la sorpresa viene por el lado de Hunter Schafer y Jacob Elordi actores casi desconocidos que la rompen toda interpretando a Jules Vaughn y Nate Jacobs, respectivamente, dos de los papales más complicados de la serie.  


Visualmente, la serie se encuentra 10 escalones arriba del resto de las del género. Cargada de planos originales, una iluminación hipnótica y muchas escenas que quedaran grabadas en nuestra mente durante mucho tiempo.    

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Un despertar eufórico

“Euphoria” viene a representar la pubertad, ese momento crucial en la vida donde el tema central tiene que ver con la sexualidad. Estamos frente a una pubertad hipersexualizada, donde el sexo no es tabú y se ubica dentro de una cultura atravesada por las redes sociales que dan lugar a la divulgación de contenido sexual con consentimiento, pero también dando lugar a la pornografía infantil y al cyberbullying, entre otras. Pubertad repleta de excesos como el consumo problemático de alcohol y estupefacientes.


Freud, en “La metamorfosis de la pubertad” (1905), sostiene que en la infancia la pulsión sexual es autoerótica, en la medida en que está dirigida hacia el propio cuerpo, y la meta sexual está dirigida a obtener satisfacción mediante la estimulación apropiada de cualquier zona erógena. En este tiempo, la pulsión parte de diferentes zonas erógenas singulares, independientes unas de otras. Luego, se da el periodo de latencia (un momento de impasse) en el que la energía se desvía de lo sexual y se orienta a fines sociales y culturales: 

Durante este período de latencia total o meramente parcial se edifican los poderes anímicos que más tarde se presentarán como inhibiciones en el camino de la pulsión sexual y angostarán su curso a la manera de unos diques (el asco, el sentimiento de vergüenza, los reclamos ideales en lo estético y en lo moral). (Freud, 1905, p. 161).

 

En la pubertad, dicha energía sexual, “despierta”, emerge. Se da el encuentro con lo siniestro que es el propio cuerpo. Siniestro porque antes era familiar pero ahora se torna desconocido, debido a los cambios físicos y los nuevos montantes de excitación que exigen satisfacción.


En este momento, se da una nueva meta sexual y para poder alcanzarla, las pulsiones parciales cooperan y se subordinan quedando bajo la primacía de la zona genital. La consecución de placer se pone al servicio de la reproducción, halla un objeto sexual.

Este sería el trasfondo en el que los personajes de “Euphoria” se mueven. Sin embargo, es mucho más interesante si ahondamos en la historia de algunos de los personajes. Ya que cada uno/una/unx atraviesa este momento crucial de la vida de una forma singular.

Comenzamos con Rue, la protagonista de la serie. Es una adolescente de 17 años, con uso problemático de drogas.

 

En el primer episodio conocemos la historia de Rue, ella expresa “En un tiempo, me sentí feliz y satisfecha, chapoteando en la piscina de mi propio líquido vital. Luego, un día, por motivos ajenos a mi voluntad, fui aplastada repetidamente, una y otra vez, por el cruel cuello uterino de mi madre, Leslie. Luché con gallardía y perdí por primera vez, pero no la última. Nací tres días después del 11 de septiembre. Mi madre y mi padre pasaron dos días en el hospital, cargándome bajo la tenue luz de la televisión, viendo esas torres caer una y otra vez. Hasta que la tristeza se convirtió en entumecimiento”. 

En sus primeros años, Rue tiene comportamientos que sus padres no comprenden y deciden llevarla a una psiquiatra, desde esa temprana edad fue diagnosticada y medicada de forma excesiva. 

Expresa además que desde los ocho a los doce años no recuerda mucho “sólo que el mundo iba rápido y mi mente despacio” y “Hasta que, cada segundo de cada día, tratas de escapar de tu ansiedad”. “Y en algún momento, tomas una decisión. En cuanto a quién eres y qué quieres”. S. Le Poulichet (1987) dice que son sujetos maníacos que encuadran también dentro de algunos tipos de psicosis y neurosis. El sujeto toxicómano neurótico es un individuo que utiliza la droga para evitar una realidad.


Rue consume drogas, comenzando con los calmantes que tomaba su padre cuando estaba enfermo, llegando a hacerse amiga de Fez, un joven narcotraficante que le brinda acceso a estas sustancias.


Ella encontró en el consumo una forma de acallar su dolor, su angustia y su pesar, o lo que llamaba “ansiedad y depresión”. El mundo se le torna insoportable, le genera angustia no sentirse bien. Luego, expresa que las drogas le brindan felicidad un tiempo muy efímero y que el resto es solo malestar, pero aun así sigue consumiendo.


Rue sufre una sobredosis y se encuentra al borde de la muerte. Cuando logra recuperarse, asiste a programas de rehabilitación para “mantenerse limpia”. Sin embargo, vuelve a recaer una y otra vez. No tiene intenciones de dejar de consumir porque ahí, por unos segundos, encuentra tranquilidad, que no es sin costo, pero está dispuesta a pagar por ello. La psicoanalista Dieguez, Analía (2014) sostiene que:


Así el consumo de drogas aparece como una posibilidad de acallar el dolor y de obtener satisfacción inmediata en un momento de la vida de gran vulnerabilidad narcisista donde la postergación y la demora, no están todavía afianzadas en el psiquismo. (p. 4).


El consumo excesivo es una problemática de la cultura actual, Fabián Naparstek (2013) sostiene que la época actual es como una continua fiesta. Lo que antes sucedía en un tiempo y espacio limitado, ahora es ilimitado debido a la caída de los ideales y la autoridad. Es, la actualidad, la época que demanda gozar y el que no goza, se deprime. Dejando como resultado un empuje a gozar o sujetos deprimidos, que es en la encrucijada en la que se encuentra nuestra protagonista.


A partir de esto, tenemos en el mercado numerosos objetos para ser consumidos. Se trata de recurrir a una serie de objetos (las drogas) para evitar el deseo, se tapa el objeto causa con estos objetos de consumo. También podemos escuchar cuando Rue se presenta frente al grupo de rehabilitación como “Soy adicta” quedando identificada al objeto de consumo, perdiendo de a poco su subjetividad.


Cuando Rue conoce a Jules, deja de consumir y comienza a sentirse feliz de compartir tiempo y experiencias con ella. Pero este encuentro con otro cuerpo, genera movimientos en la subjetividad de Rue, en la medida en que tambalea su bienestar dependiendo de la relación con su amiga. 
 

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Por otra Parte, Jules, la chica nueva, la que viene de una gran ciudad, se presenta segura de sí misma. Pero al conocer su historia nos enteramos que esto no fue siempre así. En su infancia, ella odiaba su cuerpo. Su madre la internó en un hospital psiquiátrico en el que se cortó las venas porque no soportaba su realidad, ni lo que tenía que pasar. Porque nada de eso era elección propia. Jules es una adolescente transexual que cuenta el atravesamiento de su transición, acompañada por su padre, de quien recibe un gran apoyo.


Para comenzar con este tema, podemos mencionar que, Angélica Marchesini (2018) dice que “Y si bien nadie puede elegir con que sexo nacer, el transexual tiene la convicción de haber nacido en una falsa anatomía, y tempranamente afirma no ser del sexo que su anatomía le atribuye”. (p.1)


Siguiendo a esta autora, se puede decir que Jules presentaría dificultades en relación a su cuerpo. La imagen de su cuerpo es inestable por lo que realiza grandes esfuerzos intentando recuperar la imagen de su cuerpo, es un intento de reparar algo de lo imaginario. Además de un cuerpo, busca una identidad.


Jules se expone a situaciones peligrosas, como cuando acuerda verse en un Motel con un hombre que no conoce y nos enteramos que anteriormente ha tenido encuentros con hombres mayores de edad, generalmente casados y que se autodenominan heterosexuales.


Tanto como Rue con el consumo de drogas, Jules en estos encuentros pone en peligro su integridad en esta forma de hacerse de un cuerpo, de medir los límites posibles, de experimentar con su cuerpo que se presenta como lo más familiar y lo más desconocido.

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Siguiendo el tema del cuerpo, podemos mencionar a Katie, una joven avergonzada de su cuerpo por tener sobrepeso. Al comienzo de la serie, Katie no ha tenido relaciones sexuales, pero con el empuje de sus pares y a partir de una de las preguntas frecuentes de la serie “¿Con cuántos has cogido?”, esta joven comienza a mostrarse y a mantener relaciones sexuales.


La relación con su cuerpo comienza a cambiar cuando, un joven hace viral un video de ella durante el acto sexual. Al subir su propio material en páginas pornográficas, Katie se da cuenta de que puede gustarle a los hombres y que su peso no es un impedimento. Comienza a dominar a los hombres a su antojo y a cobrar por mostrar su cuerpo, pero este “despertar” de su sexualidad, la aleja de los afectos, en la medida en que desprecia a quienes desean algo más que un simple encuentro sexual.

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Después tenemos a Nate, el típico atleta, ganador, lindo, homofóbico, acosador y golpeador. Parece lograr siempre lo que quiere, pero su vida no es tan ideal como aparenta, ya que desde pequeño descubrió que su padre mantenía encuentros con otros hombres. Desde ese momento aborrece a los hombres homosexuales. Sin embargo, el también mantiene conversaciones con hombres, intercambiando “nudes” con ellos.


En cuanto al grupo de pares, “Euphoria” no presenta el clásico conflicto de mujeres entre mujeres. Acá, ellas se aceptan con sus diferencias y no hay competencia entre ellas sino un compañerismo en las diferentes problemáticas que a cada una se les presenta en la pubertad.


El verdadero conflicto se manifiesta con los varones, estos son los encargados de reproducir material sexual sin consentimiento, de hablar sobre la vida sexual de las mujeres y de ejercer violencia entre ellos como “ritos de iniciación”.
 

En cuanto a los adultos, se podría decir que su autoridad pasa casi desapercibida. No intervienen, lo que es una expresión de lo que sucede en la adolescencia, la caída de los padres ideales y el alejamiento de estos para buscar un camino nuevo y singular.


Como conclusión, cabe agregar que la pubertad es un momento colmado de angustia y de duelos. Es un tiempo de metamorfosis del propio cuerpo. Al respecto, Analía Dieguez expresa:


La adolescencia requiere trabajos de simbolización específicos e inéditos ya que se hace pedazos la imagen del cuerpo infantil en un momento de vacilación narcisista en el que el sujeto se ve llevado a realizar un trabajo de re inscripción de los cambios corporales. Se trata de una experiencia del propio cuerpo en sentido absoluto, ocupa el centro de la existencia del púber desde adentro como embate pulsional y lo visto en el espejo como imagen que muta de forma incontrolable. (2014, p. 3).

También hay una metamorfosis de lo subjetivo, ya que se reactualiza la interdicción edípica (vuelven a resurgir preguntas). Lo que antes servía como respuesta ya no funciona del todo bien, debido a que el sujeto ya no se ubica en la niñez. Entonces se comienza un camino que implica tomar posicionamiento frente a esto novedoso que acontece, e ir en busca de nuevas respuestas. 
 

©2020 por Psicología & Cine. Creada por Fer Bismach y Andrea Castillo

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