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EVIL: La serie de terror del momento

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Ficha Técnica

Título original: Evil (TV Series)
Año: 2019
Duración: 42 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Michelle King (Creator), Robert King (Creator), Peter Sollett, John Dahl, Tess Malone, Jim McKay, Gloria Muzio, Kevin Rodney Sullivan, Fred Toye, Ron Underwood, James Whitmore Jr.
Guion: Michelle King, Robert King, Nialla LeBouef, Louisa Hill, Aurin Squire, Rockne S. O'Bannon, Davita Scarlett, Dewayne Darian Jones, Ione Lloyd
Música: David Buckley
Fotografía: Fred Murphy, Tim Guinness, Petr Hlinomaz
Reparto: Mike Colter, Maddy Crocco, Michael Emerson, Skylar Gray, Katja Herbers, Dalya Knapp, Aasif Mandvi, Marti Matulis, Noah Robbins, Brooklyn Shuck, Thirsa van Til
Productora: CBS Television Studios / Scott Free Productions. Distribuida por CBS Television Studios

Por Fer Bismach y Andrea Castillo


En una época plagada de productos ultra comerciales, poco originales y que repiten las mismas ideas una y otra vez, aparece “Evil", una serie que apuesta a lo comercial, sin dejar de lado lo innovador y sin aburrir en ningún momento. Una verdadera sorpresa del género. 


Michelle King y Robert King creadores de grandes series como “The good wife”, “BrainDead” y “The good fight” se vuelven a unir para traernos la historia de Kristen, una psicóloga poco creyente que se une a David Acosta y Ben Shakir, un reverendo y un técnico que investigan “supuestos” milagros, posesiones demoniacas y demás sucesos sobrenaturales. 
 

A simple vista, pareciera que estamos ante la nueva “The X-Files”, pero “Evil” es mucho más que esto y desde el primer episodio nos lo hará saber. La serie nos plantea posibles eventos sobrenaturales totalmente influenciados por la nueva era, con las redes sociales y los aparatos tecnológicos como principales actores para la creación o difusión de los mismos. Sumado a esto, busca establecer un entrecruzamiento de creencias entre la religión y la psicología que más adelante será explicado en este análisis. 


Todo esto que propone “Evil” funciona a la perfección y en gran parte gracias a sus protagonistas. Hay una hermosa química entre Kristen Bouchard y David Acosta, interpretados por la genial Katja Herbers (Westworld) y Mike Colter (Luke Cage), respectivamente, pero sin dudas el que la rompe toda es Michel Emerson (Lost) interpretando al Dr. Leland Townsend, un psicólogo forense que según palabras de David es un “demonio” que busca corromper el mundo. 


¿Se puede hacer un producto divertido y profundo al mismo tiempo? Michelle King y Robert King también guionistas de “Evil” nos demuestran que esto es posible. La serie tiene un ritmo frenético y gracias a esto no aburre, pero también está plagada de mensajes, ideas e incluso símbolos inteligentemente escondidos para generar análisis, debates y posibles teorías de lo que pasará en futuros episodios. 


Un punto un poco negativo, es que cuando te das cuenta, la serie termina y no solo no responde varios de los interrogantes que planteo al comienzo, si no que suma otros con el cliffhanger final. Habrá que esperar a mediados de este 2020 a que llegue la 2da temporada para ver si “Evil” sigue manteniendo el nivel y se convierte en la mejor serie de terror de los últimos años. Sin dudas tiene mucho camino para recorrer, pero si sigue así lo conseguirá fácilmente.

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Entrecruzamiento de creencias


Son numerosas las películas y series sobre exorcismos a personas poseídas por demonios o profetas milagrosos poseídos por divinidades celestiales, como también lo son aquellas cintas que nos presentas personas con padecimientos y tratamientos psicológicos. Sin embargo, “Evil” nos presenta de forma novedosa, cómo se juega, en la actualidad, la co- existencia de ambos discursos.


El peculiar “equipo interdisciplinario”, que aborda diferentes casos, representa maravillosamente esta diversidad de modos de interpretar o comprender la realidad; David aporta la mirada y la moral religiosa, Kristen representa el pensamiento y la práctica de la psicología; mientras que Ben representa a los escépticos y a quienes cuestionan los paradigmas expuestos, utilizando la tecnología como herramienta.


Cuando un caso se le presenta a este grupo, comienzan a surgir las teorías sobre qué es lo que sucede, para saber cómo proceder con posterioridad. Este proceso constituye un debate en el que cada uno se posiciona desde su “especialidad” e individualmente cree tener las respuestas de lo que acontece. Sin embargo, vemos cómo con el pasar de los casos, esta línea que los divide se torna cada vez más difusa. 


Es preciso mencionar que, desde el comienzo de la humanidad, se han formulado sistemas de creencias que sostienen nuestro mundo, que brindan seguridad y tapan la angustiosa incertidumbre que generan las preguntas sobre la existencia, la muerte, el propósito de la vida, el bien y el mal, entre otras. Estas creencias nos brindan una perspectiva, un posicionamiento desde el cual damos significado y juzgamos hechos, acciones y personas.


Desde la antigüedad se ha hablado de posesiones demoníacas, estas tendrían que ver con que un ente maligno se apropia de un cuerpo, para llevar a cabo propósitos oscuros. Sin embargo, esto ha ido cambiando con el correr del tiempo y de las civilizaciones. Al respecto, el psicólogo chileno Víctor Hugo Frigerio (2013) expresa que:


En el transcurso de todos estos siglos, el abordaje de este fenómeno ha transitado desde la trepanación en las civilizaciones más antiguas (realizar una perforación en el cráneo para, de esta forma, sacar a una eventual entidad maligna), los castigos físicos y los exorcismos, de diversa índole. Al mismo tiempo, ya sea en el mundo primitivo o en el moderno, han existido personas que refieren mantener relaciones con los “espíritus”, ya sean poseídos por estos o que sean ellos los que los dominen, como ocurre en el caso del chamanismo. (p. 10)
 

Los primeros pueblos originarios (sumerios, acadios, egipcios, etc.) se fundaron bajo conceptos religiosos y místicos, y a pesar del tiempo, estos conceptos se han ido transmitiendo a lo largo de las civilizaciones posteriores. 


En el imperio griego, imperio que aporta su filosofía, se sostenía la idea de un determinismo humano, regido por los dioses. Estos, todopoderosos, son quienes dirigen el destino de los simples mortales y el destino de la humanidad.
 

Los pueblos de África, China y la India concebían el fenómeno de la posesión de manera muy diferente. Para estas culturas, cualquier deidad (buena o mala) es venerada.


Con el imperio romano y el surgimiento del cristianismo, todo aquel que se expresara en contra del gobierno, era acusado de poseído, brujo o espiritista.


En cuanto al renacimiento, Alex Marín (2014) nos dice que el pensamiento místico en torno a la posesión demoníaca fue cambiando por medio de la razón y se comienza a cuestionar lo establecido.

 

Actualmente, la psiquiatría y la psicología comienza a ganar terreno. Estas personas, ya no consideradas poseídas sino con un trastorno mental, son internadas en hospitales psiquiátricos. Pero en su surgimiento, estos centros tenían como propósito alejar a estos “locos” de la sociedad sana y funcional, es decir que eran el medio para invisibilizaban estos casos.


Posteriormente, con los cambios que se dan en las políticas públicas, se garantizan y protegen los derechos de personas con padecimientos mentales, considerando a la salud mental como un proceso en el que intervienen componentes históricos, socio económicos, psicológicos, biológicos y culturales.

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Retomando a los personajes de la serie, nos enfocaremos en David Acosta, un hombre que está formándose para convertirse en cura. Sin embargo, busca la ayuda de la psicóloga, Kristen, para que ella aporte su mirada en relación a los casos que se le presentan. En cuanto a lo personal, él encuentra diversas “tentaciones” en el mundo, por ejemplo, cuando se siente atraído por una mujer. De esta forma, experimenta sentimientos de culpa que se contraponen a sus propósitos cuando inicia la serie.
 

En cuanto a Kristen, esta se presenta como atea de la religión. Al comienzo, le causa gracia aceptar la propuesta de David, pero vemos tambalear sus creencias cuando comienzan a trabajar en conjunto. En el primer caso, un asesino en serie alega haber estado poseído mientras cometía los crímenes de los que era acusado, por lo que afirma no ser consciente de sus actos. Esto lo convertiría en inimputable para la ley, ya que en el artículo 34, del Código Penal de Argentina, se determina que una persona no punible es: 


El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconciencia, error o ignorancia de hecho no imputables, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones. (Ley N 11. 179, 1920)


Entonces, la psicóloga debe indagar al respecto, y determinar si se trata de un padecimiento mental en el momento de llevado a cabo el delito o si este hombre planeó de forma anticipada los asesinatos.


Otro dato importante es que el acusado habla en lenguas desconocidas para él y le revela a Kristen información confidencial de sí misma. Lo que la lleva a preguntarse si hay alguna entidad que habla por él y le dice cosas sobre los demás o si se trata de un impostor. Posteriormente, descubrimos que alguien le ha robado al psicólogo de Kristen su material clínico y el acusado tuvo acceso a dicha información, aportándole datos que usó contra la psicóloga. 

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Un personaje importante en la serie es el psicólogo forense Leland Towsend. Este personaje es muy interesante ya que representa las diferentes miradas en un mismo sujeto. Para Kristen, este hombre sería un psicópata (o perverso) que roba información, manipula a los demás para obtener lo que desea y es agresivo; mientras que para David, este hombre es un demonio perteneciente al infierno. Y estas diferentes concepciones, coexisten.

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Kristen comienza a tener pesadillas con un demonio llamado “George” que se le aparece, le hace daño y ella no es capaz de distinguir el mundo onírico de la realidad. Hecho que también pone en duda todas sus creencias. Luego, y a través del trabajo terapéutico con su psicólogo, logra calmar su ansiedad, producida por su nuevo trabajo.


Ambos personajes cuestionan sus creencias, y hacen lugar a lo nuevo y desconocido para ellos. Conservan sus posiciones en las diferentes especialidades, pero sin dejar que los prejuicios entorpezcan el trabajo en equipo.


Para concluir, podría decirse que esta serie no busca validar la psicología y desprestigiar a la religión o viceversa. Plantea, además, que la imposición de uno de los paradigmas, lejos de hacerle bien al paciente, causa rechazo.

 

Lo que nos está mostrando tendría que ver con que ambas posiciones pueden ser válidas, dependiendo desde qué perspectiva se la mire. Que no hay una sola verdad, sino construcciones culturales, que hacen bien o no tanto pero que, al fin y al cabo, son subjetivas.

©2020 por Psicología & Cine. Creada por Fer Bismach y Andrea Castillo

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